sábado, 20 de octubre de 2012

Giovanni Sartori


En este post analizaré el artículo ``Pluralismo y tolerancia´´ publicado en el país el Domingo 8 de marzo del 1998 por Sartori, comenzaré con unas breves pinceladas sobre su biografía y posteriormente me centraré en mi opinión acerca del escrito.

Giovanni Sartori (Florencia, Italia, 13 de mayo de 1924) es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. Su obra es de las más destacadas de las ciencias sociales, contando con libros fundamentales como Partidos y Sistemas de Partidos y Teoría de la Democracia. En 2005 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

Sartori comienza hablándonos del concepto de Tolerancia, exponiendo que la tolerancia no significa indiferencia si no que supone un interés un ``estar abiertos´´ a la multiplicidad de puntos de vista. Ser tolerante significa participar, tener unos principios, unos valores y al mismo tiempo  poder ser capaz de respetar otros valores, entender y ser conscientes de que en la sociedad pueden convivir múltiples puntos de vida y así convivir con ello. Por ello para Sartori la indiferencia no significa tolerancia, puesto que la indiferencia no implica convivir en una sociedad multicultural.
Nos habla de tres criterios  para medir el grado de tolerancia, que son: El primero que debemos aportar siempre razones de aquello que consideremos intolerante, el segundo aguarda el principio de no hacer daño, es decir, que jamás estamos obligados a tolerar comportamientos que a nosotros mismos nos ocasionen dolor. El tercer criterio, cuando una persona es tolerante y se presenta así ante los demás lo que pretende y lo que espera a cambio es que los demás también lo sean con él, cosa que muchas veces no se da.
Debemos tener claro que cuando una persona es tolerante también debe de tolerar y respetar que la persona que tiene enfrente puede que no lo sea,  es decir, el tercer criterio que establece Sartori, desde mi punto de vista no debe por qué ser criterio como tal, ya que la tolerancia no es recíproca en muchas ocasiones. En nuestra sociedad donde las culturas son tan diversas y donde el grado de cultura varía tanto entre alguna clase social y otra, la propia palabra tolerante puede a veces ocasionar conflicto.
En cuanto hablamos de comunidad, Sartori nos habla de una firme necesidad que tenemos todos los humanos, como seres sociales que somos, de relacionarnos. Los humanos no podemos vivir en soledad, no podemos ser seres anónimos que viven su vida en solitario, tenemos el impulso de comunicarnos, de convivir, de desarrollarnos junto a otros individuos de nuestra especie, somos seres que necesitamos del conjunto para desarrollarnos en muchos aspectos.  Si hablamos de la identidad de cada comunidad al mismo tiempo que nos fijamos en las diferencias o semejanzas que se presentan entre ellas, cabe destacar que cada comunidad es esa comunidad por tener precisamente esas diferencias y semejanzas respecto a otras. Es decir,  si las comunidades fueran todas iguales entonces no se llamarían comunidades, si todos tuviéramos el mismo modo de ver el mundo, la misma cultura; entonces la palabra comunidad no se emplearía del modo que se emplea actualmente.
Vivir en conjunto nos lleva a mostrar nuestros rasgos al mismo tiempo que respetamos otros y del mismo modo que nos vamos aportando cosas los unos a los otros. Cuando hablamos de extranjeros que vienen a nuestro país está claro que deben y tienen todo el derecho de mantener sus rasgos pero también deben aprender que deben convivir con las personas del país al que viajan, deben de aportarse cosas los unos a los otros y sólo así existirá la tolerancia y la pluralidad. Cuando una persona viaja a otro país y se mantiene aislado, reacio e incapaz de convivir con otra cultura que no sea la suya, esa persona, no está dispuesta a conceder nada a cambio por lo que obtiene, pretende permanecer extraño y por ello se crean situaciones de rechazo o miedo. Es decir, lo que Sartori pretende aclarar, en este último aspecto, es que todos debemos dar si queremos recibir, si un inmigrante pretende recibir cariño, tolerancia, respeto… este se debe dar a conocer de manera que enriquezca nuestra propia cultura, enseñándonos y aprendiendo que en nuestra sociedad hay lugar para todos.


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